Borges 2275 —
Un Santuario de Luz y Privacidad en Palermo

Borges 2275 —
Un Santuario de Luz y Privacidad en Palermo

Ubicado en la vibrante y bulliciosa calle Borges, en el corazón de Palermo, Buenos Aires, Borges 2275 representa un equilibrio sutil entre apertura y resguardo, entre el dinamismo urbano y la intimidad doméstica. Este edificio residencial responde al desafío de la vida contemporánea en la ciudad, ofreciendo un refugio sereno para sus habitantes sin perder el vínculo con su entorno.
La fachada, una composición moderna de hormigón visto, proyecta solidez y permeabilidad a la vez. Amplias aperturas permiten el ingreso generoso de luz natural, mientras que el diseño regula cuidadosamente la relación entre transparencia y privacidad. Un sistema de bandas horizontales en el hormigón confiere elegancia y esbeltez al edificio, generando una lectura rítmica que suaviza la materialidad bruta del concreto y le otorga una presencia liviana y refinada.
Ubicación
Palermo, Buenos Aires
Año
2014-2016
En el interior, la paleta de materiales evoca calidez y familiaridad. La selección de elementos propios de la vivienda tradicional—maderas naturales, texturas acogedoras y detalles cuidadosamente refinados—reafirma la identidad del edificio como un espacio concebido para la vida en familia. A pesar de su planta compacta, el diseño logra una sensación notable de amplitud mediante la incorporación estratégica de luz natural indirecta, incluso en los pasillos, generando un juego dinámico de luces y sombras a lo largo del día. La precisión en la construcción fue un aspecto fundamental del proyecto, con una atención meticulosa a los detalles de carpintería y vidrio, maximizando el potencial de los balcones a pesar de su escala contenida. El resultado es una arquitectura que no solo se inserta en su contexto, sino que dialoga con él, ofreciendo un refugio urbano donde la conexión y la contemplación coexisten en armonía. Borges 2275 es más que un edificio residencial; es una reflexión arquitectónica sobre la materialidad, la luz y el ritmo de la vida cotidiana en Buenos Aires.
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Uno de los gestos más distintivos del proyecto es el balcón erosionado, ubicado dentro de la línea municipal frente al dormitorio. Esta decisión no solo refuerza la privacidad de los espacios interiores, sino que también establece una transición sutil entre lo público y lo privado, permitiendo a los residentes disfrutar de un espacio de retiro sin una desconexión total del exterior.