En una de estas avenidas -44th drive- se ubica este proyecto residencial en un terreno de ochenta metros de frente por treinta y tres de fondo. El volumen del edificio se diseñó buscando aprovechar creativamente el código de planeamiento de la ciudad para maximizar la cantidad de departamentos con terrazas y vistas hacia Manhattan.
El proyecto combina una variedad de tipologías residenciales, de dos a cinco ambientes.
En los pisos más bajos la fachada del edificio se encuentra sobre la línea de propiedad, generando la sensación de un volumen sólido. A medida que se asciende, la fachada se va horadando y volviéndose porosa, y el volumen solido de los pisos inferiores va transformándose en una serie de espacios intermedios entre interior y exterior. Estas terrazas proponen una articulación entre el espacio público de la calle y la intimidad del espacio de los departamentos.
El espíritu del proyecto es la creación de estos lugares exteriores privados, que son reminiscencia de la vida en las veredas en los barrios de Nueva York a principios del 1900. Una sensación añorada por quienes deciden dejar la ciudad para mudarse a un barrio periférico.